Archive for the ‘España’ Category

Sex Museum

agosto 15, 2012

Si el anterior post trataba de unos cuantos grupos favoritos, los Sex Museum en el universo personal se acoplan perfectamente en esta categoría. Madrileños de nacimiento, les recuerdo perfectamente desde temprana edad. Corría 1986 o así, y una calle de mi ciudad estaba empapelada de carteles que anunciaban su primer LP. No les conocía, pero su imagen se me quedó grabada desde entonces. Lucían serios, mal encarados y distintos a los grupos de entonces… Y luego estaba su rompedor nombre,  «El Museo del Sexo», sin duda no se andaban con medias tintas, y supe desde el primer momento que ahí había acción.

Han pasado 25 años y todo sigue igual (o mejor). Sex Museum conservan la misma garra, honestidad y carácter, pero sobre todo una insobornable y modélica independencia propia del que cree en lo que hace. Siempre ellos mismos, ajenos a contaminantes externos como moda, fama o dinero. Han sembrado una sólida discografía, experimentando con distintos sonidos y texturas.  Han currado mucho, y cuando se han sentido cansados han parado con dignidad, para volver después con más fuerza. Actualmente conservan una formación estable desde hace años (quizás la mejor),  y todavía son capaces de sorprender, pero sobre todo de achicharrar las pestañas de cualquiera con sus amplis puestos al 10.

Nacieron bajo la rigurosa estrella del Garage y Rhythm and Blues más salvaje, poniendo los puntos sobre las «ies» con «Fuzz Face», hoy carne de cañón en el mundillo del coleccionismo discográfico. Pero ya se veía que eran distintos, y temas como «You» o «Drugged personality» se lanzaban hacia abismos más duros, algo más lejanos del Garage revival. Su siguiente aventura la comparten con los Macana, otra banda madrileña de Garage, que resuelven con  un flamígero LP conjunto donde introducen elementos de Psicodelia de finales de los 60, que les aleja aún más del Garage al uso. En 1989 llega «Independence», y supone un salto cualitativo (con temazos de gran nivel), pero también cuantitativo en cuanto a público. Estéticamente cambian su peinado Mod por largas melenas, las canciones mutan hacia el Rock duro de los 70, y definitivamente se alejan de sus primeros tiempos, pero siguiendo una evolución natural que una parte de su público más conservador no les perdona.

Sex Museum reciben los 90 con «Nature’s way», lleno de metralla Hard-Rockera que no habla de amor, sino de debilidad humana. Los Museum se auto afirman como una potente banda de Rock and Roll, pero también desarrollan su vena más Psicodélica, e invocan a Hendrix o Spirit mezclando narcóticas texturas de órgano Hammond. Le sigue «Fabulous & Furry», doble LP grabado en directo. Un disco lo graban sin público, y lo forma nuevas y desbordantes canciones llenos de alucinógenos intercambios de riffs de órgano-guitarra .  El otro consta de viejos temas que tocan ante un público entregado, que consolida a los Museum como una precisa y contundente apisonadora de directo. A mediados de los 90 publican «Sparks» y «Sum». Ambos desprenden elaboradas volutas de Rock cada vez más personal, con sus señas de identidad características de candente Hard-Rock y Psicodelia, pero también desarrollan bonitos medios tiempos. Además en «Sparks» rinden tributo a una de sus máximas influencias: The Who.

En este punto, Sex Museum aunque estaban en su mejor momento de popularidad, se toman un merecido descanso debido a la factura que pasa el desgaste de las agotadoras giras. Por suerte no es un adiós definitivo, y vuelven en el 2000. Desde entonces, aunque han tenido que compaginar los múltiples proyectos paralelos de sus miembros, algunos tan exitosos como Coronas y Corizonas, han continuado grabando y girando con regularidad. Su último disco del 2011 se llama «Again & Again», y se puede apreciar los múltiples registros de la banda, además de resumir perfectamente como han ido creciendo y evolucionado a lo largo de todos estos años. Un tiempo que se traduce en experiencia y sabiduría, pero que no implica acomodarse en la poltrona de la veteranía ni nada parecido. Esta gente todavía tiene muy mala leche y mucho que ofrecer, ya sean discos y conciertos.

www.sexmuseumrock.com

KOTJ Records, The Smoggers

julio 29, 2012

Actualmente vivimos tiempos convulsos en nuestro país, unos pocos se lo han llevado crudo, la vaca del ladrillo ha agotado todo su cemento, y el filón turístico tienen un límite ¿Es quizás la investigación científica una posible salida?, ¿Es el arte en todas sus vertientes la respuesta a todos los problemas? Probablemente no, pero el arte, incluida la música, es una fuente de generación de riqueza y talento, y sobre todo ayuda a definir la identidad de los países, y eso más allá de réditos y beneficios siempre es positivo.

Enfocando la música, Rock and Roll en particular, éste se ha convertido en algo minoritario, que desde la independencia se mantiene con vida gracias a promotores y algunos bares que siguen programando conciertos, tiendas de discos que calman nuestra sed, y sobre todo a bandas y fanzines (hoy convertidos en webzines y blogs) que mantienen viva la esencia, sin olvidar lo fundamental: el público que compra discos y va a los conciertos. En este panorama nace KOTJ Records, un nuevo sello vallisoletano que lleva en su carácter los rasgos del Garage, y le avala la garantía de calidad de Kick out the Jams, acojonante blog, coherente donde los haya, que analiza oscuras bandas y discos sin desperdicio, de manera honesta y entusiasta.

Oscar García, artífice de KOTJ Records, es ante todo fan de la música y lleva involucrado activamente en el Rock and Roll desde finales de los 80 con la edición en papel de Kick out the Jams, un maravilloso fanzine que fue una inagotable mina de oro de las bandas underground más oscuras de Garage, Power-Pop o Punk-Rock.  Con el tiempo, Kick out the Jams se lanzó al ciberespacio en su edición digital, sin perder una pizca de entusiasmo  y descubriéndonos en cada entrada periódica fabulosos nuevos discos.

Con estas credenciales, no es de extrañar que el siguiente paso natural a seguir por Oscar sea la creación de su sello discográfico, eso si, desde la auto-gestión, y manteniendo el nivel de calidad que le exige su blog/fanzine. La primera referencia de KOTJ Records es un E.P. a 45 rpm de tres temas de The Smoggers, una banda sevillana de Garage-Punk conducida por un abrasador sonido Fuzz, ritmo monolítico y esencias salvajes que retrotraen a la edad de piedra del 60’s Punk de la época de los grupos de «Back from the Grave» que tanto gustan por aquí, y otros insanos sonidos que cumplen con todos los tópicos musicales y extra musicales del género: Fuzz, órgano farfisa, alaridos de ultra tumba, energía, inmediatez y diversión a raudales. El resultado es sorprendente, y al igual que su debut «Chinese food», supera las expectativas del género, reproduciéndolo fielmente en sonido y espíritu. Óscar solo pone una condición a los grupos, y es que graben una versión de un tema elegido por él. En esta ocasión a The Smoggers les ha tocado hacer «It’s just not the same» de Delinquents, un grupo de Punk y New-Wave americano de los 80 alejado de su estilo, y aunque desconcertados al principio, al final The Smoggers consiguen llevarlo a su terreno y logran disparar un pelotazo de Garage-Punk que quema las entrañas.

Para el comprador de discos, como fetichista empedernido, tan importante es la presentación como la música que contiene, y más cuando se trata de un single, un formato mucho más mimado. Así lo ha entendido Oscar en su primera referencia, con una alucinante portada y contraportada dibujada en exclusiva para la ocasión. Hasta el diseño de la «galleta» interior con el logo del sello está cuidado, redondeando así una inmejorable presentación a la altura del contenido. La tirada es muy limitada, tan solo 300 copias, y al parecer quedan muy pocas. Si estáis interesados podéis comprar el disco a través de la web de Kick out the Jams.

http://oscarkotj.blogspot.com.es/

http://oscarkotj.blogspot.com.es/p/kotj-records.html

José Ignacio Lapido, "En otro tiempo, en otro lugar"

febrero 13, 2012

Los granadinos 091 fueron uno de los grupos más importantes de la hornada de los 80 en el Rock español, pero también de los más incomprendidos. Alejados de las modas de la época, parecían no encontrar su lugar en la industria a pesar de sacar completos discos que se superaban a cada entrega. Finalmente la erosión del cansancio les llevó a un callejón sin salida, y en 1995 se disuelven dejando para la posteridad una sólida discografía y un montón de imborrables canciones.

José Ignacio Lapido, guitarrista y compositor principal, ya brillaba con luz propia en 091, gracias a unos temas con sustancia, alejados de la frivolidad de los años ochenta, y alimentados de un pesimismo latente en sus textos, manifestado a través de la electricidad de un sólido Rock clásico en deuda con el sonido de los añejos vinilos de los 70, que combinaban a la perfección con la cortante energía Punk de su generación. No obstante, como es sabido, Joe Strummer de los Clash, que vivió en Granada durante un tiempo, fue colega de 091 y participó en la producción de alguno de sus discos.

Lapido, tras la amistosa ruptura de 091, finiquitada con un demoledor doble disco en directo con «lo mejor» de su trayectoria, inició su carrera en solitario, y desde 1999 hasta el presente ha publicado un puñado de discos exquisitos, de fuerte personalidad rockera, con una esencia que se disfruta con el tiempo, y que piden un esfuerzo por parte del oyente para extraer todos los jugos con sabor a derrota y confusión de unas canciones que no son trago fácil, dolorosas y dulces al mismo tiempo. Son trabajos alejados del rápido consumo de la descarga digital y la escucha sesgada actual, su discografía exige atención exclusiva de los sentidos, y como antaño, implica sentarse tranquilamente a escuchar con el libreto de las letras en ristre.

«En otro tiempo, en otro lugar» del 2005 es un trabajo más de su discografía, igual de bueno que los demás, aunque en esta ocasión quizás las canciones sean más redondas, o quizás no… Como sus otros discos, tiene carácter, está hecho del material intangible con el que se fabrican los clásicos: eterno y mágico, pero impulsado por guitarras eléctricas verdaderas, encendidas, rasgadas con los amplificadores a tope, y que trazan mapas al oyente hacia tesoros de cuatro minutos que dan forma a la canción.

«En otro tiempo, en otro lugar» es una secuencia de doce temas donde no sobra absolutamente nada, y como los buenos discos, hay que escuchar en el orden de las canciones y de un tirón. Una secuencia tan desoladora como llena de belleza, donde el protagonista es el vencido («Cumple condena a la pena más larga / y no tiene a nadie a quién amar»), con Lapido lanzando un aviso del desastre actual que padecemos («Querrán venderte unos zapatos con los que no puedas correr / que firmes de por vida un contrato que te obligue a obedecer»), y sus consecuencias materializadas en anhelos de cambiar el mundo a golpe de revolución («Vamos a intentar el más difícil todavía / vamos a cambiar las reglas de la realidad / vamos a apagar un fuego con gasolina»). Lapido está del lado del que sufre, ya sea por amor («Vivo exiliado en un bar / donde el amor respira por sus heridas»), o por las secretas circunstancias de la vida y los demonios personales («Nada bueno ronda en su cabeza desde que alguien le contó / a que sabe la ginebra en la antesala del dolor»). A pesar de la tristeza y la desesperanza que desprende el disco, «En otro tiempo, en otro lugar» tiene un poso renovador que anuncia que no está todo perdido («El rayo aprende a convertirse en trueno / yo aprenderé a renacer / me cambiaré el collar, seré el mismo perro / no pararé hasta encontrarte»), y un homenaje a los que nadan a contracorriente en el inmenso océano de la vida («Somos piezas de engranajes sin atornillar / Extraños que se encuentran en el mismo sueño / ajenos por completo al sistema decimal»).

En definitiva, «En otro tiempo, en otro lugar» sangra en cada canción, explora los recovecos más dolorosos del alma, y es un fiel reflejo de la sombra de la duda que se cierne sobre nuestras cabezas, pero al mismo tiempo alberga un tímido rayo de luz que ilumina una débil esperanza a la que agarrarse. Pocas veces en este país se han dicho tantas cosas de gran calado a ritmo de Rock and Roll.

http://www.joseignaciolapido.com/